Serie: In-Tendere

Estamos en un momento donde la sociedad está demandando una participación activa en todo lo que concierne a su entorno social, cultural o políticos para que puedan tomar sus propias decisiones de una manera libre sin necesidad de que vengan impuestas por criterios inamovibles y diseñados por entes o entidades alejadas de las necesidades y demandas de la ciudadanía. Desde el nacimiento del mundo digital, la sociedad ha ido modificando su manera de comunicarse rompiendo barreras y fronteras analógicas. La cultura no vive al margen ni ajena a esta tendencia, y el consumo cultural ha variado: está llegando a más gente que en toda la historia de la civilización. La cultura no debe ser elitista, no puede ser para unos pocos entendidos o snobs, tiene que ser accesible a cualquier mente creativa, entendiendo mente creativa a toda la sociedad: los siete mil millones de seres humanos somos creativos aunque pasando por esta educación que nos ha tocado vivir, la creatividad vaya desapareciendo como un lastre inadecuado para esta sociedad del miedo. La democratización de la cultura está siendo un ejercicio, que ha nacido de manera natural, desde la perspectiva del “seguidor creativo”, no del autor. Esta demanda creada por parte del seguidor en un entorno de crisis de identidad mundial ha convencido al autor para darse cuenta de los grandes cambios que se están produciendo en nuestra manera de relacionarnos y de comunicarnos. Esta demanda, el autor la tiene que tomar como ejemplo para hacer más asequible el acceso a cualquier representación artística. Desde hace algunos años estamos viendo algunos ejemplos de esta tendencia como puede ser el crowdfunding, coworking o el crowdsourcing.

La ecuación sigue siendo la misma aunque el proceso para llegar a un resultado diferente ha tenido que adaptarse: autor.a – obra – seguidor.a creativo

(Javier Reche Garay y Augusto Andrade (2015): Manifiesto «In-tendere»)